Conocimiento y despertar de la autoestima (Articulo)

CONOCIMIENTO Y DESPERTAR DE LA AUTOESTIMA



La visión más profunda que cada cual tiene de sí mismo influye de manera decisiva en las elecciones y toma de decisiones y, como consecuencia, conforma el hipo de vida que nos creamos, nuestras actividades y valores.
Desde niños vamos construyendo nuestro propio concepto, nuestra propia auto imagen, sentido de nosotros mismos, con arreglo a los mensajes que recibimos de nuestros padres, hermanos, familiares. Amigos y maestros. Tal y como estas personas nos consideran así creemos que somos desde pequeñitos.
La autoestima es el concepto que tenemos de nuestra personal y de nuestra capacidad. Es la suma de la auto confianza, el sentimiento de la propia competencia y el respeto y consideración que nos tenemos a nosotros mismos.

Todos los autores coinciden en afirmar, que la autoestima, si logramos que sea elevada, constituye la mejor garantía de que un niño no va ha convertirse en un problema, en principio; pero, la autoestima elevada es él pronostico más fiable de madurez mental y psíquica y de una vida feliz, sobre todo cuando los niveles altos de autoestima no descienden durante la adolescencia y la juventud.
La autoestima se basa en la ingente cantidad y variedad de pensamientos, sentimientos, experiencias, vivencias y sensaciones que hemos ido acumulando a la largo de nuestra existencia, pero especialmente durante las primeras etapas de la vida: infancia y adolescencia. Cristalizan en una línea de inutilidad, desconfianza en sí mismo, indefensión y percepción negativa de la propia realidad existencial.
Alguien ha dicho que la autoestima es para el hombre lo mismo que el motor para un automóvil. La fuente donde beben las cualidades, positivas y determinantes de una personalidad fuerte, sana, equilibrada y madura en la autoestima elevada. Es claro que si no se satisface en el ser humano la necesidad de auto evaluación, tampoco se satisfarán  otras necesidades. Quien se siente a gusto consigo mismo suele sentirse bien en la vida, desarrollar todo su potencial y creatividad y afrontar responsablemente y con eficacia los retos que le plantean.

Las personas con fuerte sentido de la propia valía, con elevada autoestima, siempre se encuentra situadas en el espacio seguro que forman la coordenada del amor y la coordenada de la competencia. Todos los autores consultados están de acuerdo en que la fe en uno mismo, la autovaloración, descansa en dos creencias intimas, firmes y claras:

a)    Soy una persona amada incondicionalmente y soy digno del amor que recibo
b)   Soy competente, inteligente, valido y capaz. Soy alguien puedo valerme por mí y me encuentro integrado en mi entorno, dueño de mí mismo y de las circunstancias que estoy viviendo.

a)   El Amor incondicional,

Lo cual significa que cada uno de nosotros necesitamos ser queridos en virtud de nosotros mismos, de nuestra propia existencia, con independencia de nuestras aptitudes y mejores y perores e incluso de nuestros actos.

El sentimiento de un amor incondicional proporciona consistencia afectiva y bondad que tiende a trasmitirse, a derramar sobre los demás de forma equilibrada, respetuosa, sin tortuosidades, sin necesitar el chantaje afectivo o el dominar y utilizar a los otros para compensar las propias carencias.

b)   El sentimiento de la propia competencia,

también es determinante para el logro de una autoestima elevada, pero las aptitudes es determinante para el logro de una autoestima elevada, pero las aptitudes, el sentirse competente y capaz, son importantes y enriquecen al ser humano en la medida en que se apoyan en el sentimiento, en la seguridad de ser amado incondicionalmente. Y es que los cimientos sobre los que descansa el edificio de nuestra personalidad son más profundos y firmes en la medida en que nos sentimos amados incondicionalmente desde la cuna. La competencia, la propia valía, son los muros de contención de ese edificio que se vendría abajo, y de poco servirían sin el profundo y firma cimiento del amor incondicional


Así, pues, elevar la autoestima de cualquier persona es la tarea más noble el regalo más valioso que le podemos hacer, ya que contribuimos a que se desarrolle la convicción de que es estimado y valorado y que es competente para enfrentarse a la vida con confianza y optimismo y que merece la felicidad. En definitiva, desarrollar a autoestima propia y al de los demás es la forma más segura de crear felicidad a  nuestro derredor.

Una persona con elevada autoestima irradiara sentimientos y actitudes positivas tanto hacia sí mismo como hacia los demás de diferentes maneras: mostrándose eufórico, sonriente, acogedor, optimista, creando ilusiones mirando al rostro con franqueza, tendiendo la mano con firmeza y calor humano,, etc. Obrando así sea en su entorno un ambiente propicio, una corriente mágica del mismo signo, que induce y motiva a los demás a comportarse de forma semejante. Al sentirnos relajados y cómodos con nosotros mismos y con los demás, creamos canales positivos de comunicación que incrementan el mutuo enriquecimiento, La autoestima influye claramente sobre nuestra conducta, ya que nos comportamos según nos vemos y según la valoración de que hacemos en cada momento sobre nosotros mismos.

Pero curiosamente, nuestro comportamiento confirma y hace bueno él pronostico o imagen que nosotros tenemos.

Difícilmente llegaremos a sentirnos valiosos y competentes, si nos conducimos de forma inconsciente en irreflexiva. Vivir conscientemente es conocer y comprender todo lo que afecta a nuestro propósito, valores, objetivos y metas y acomodar nuestra conducta a lo que observamos y conocemos de la manera más coherente y practica. Se trata de crear el estado mental adecuado para el logro del objetivo que nos hemos marcado y, por tanto, de hacernos responsables de la acción emprendida.


Sin duda, vivir conscientemente reflexionando con serenidad sobre nuestras acciones, nos hace responsables y sienta las bases de la confianza y del respeto a nosotros mismos. En definitiva, viviremos de forma consciente, si vivimos con responsabilidad la realidad de cada día, sea cual sea, nos guste  o no. Lo que importa es reconocer lo que es y lo que no es y que nuestros temores, deseos y rechazos no alteren para nada los hechos.

La autoestima depende del modo en que usemos nuestras conciencia, ya que los logros, especialmente humanos, son el reflejo de nuestra capacidad de pensar, de nuestra mente. Es la mente dl medio fundamental de supervivencia del ser humano.

Una vez conocida la realidad, necesitamos saber qué hacer, que camino debemos tomar, cuales son loas nuevas conductas que tenemos que aprender. En definitiva, elegir.

Vivir de manera responsable y consciente es elegir lo más adecuado de nuestros calores e intereses, a nuestros ideales, a ese deber ser hacia el que nos dirigimos con confianza desde la realidad de los que somos.

Es verdad que cada cual es responsable de desarrollar su propia autoestima; pero, si somos bondadosos y nobles, no perderemos jamás la ocasión de incrementar la autoestima de los demás, fijándonos en sus cualidades y reconociendo su valía.

Por desgracia, lo que abunda es lo contrario: ver en los demás lo peor de sí mismos, hacerles sentirse mal y despreciarles.

Manuel Ruiz Figueroa
Director del Centro Integra